viernes, 29 de mayo de 2015

Carta a un maestro

CARTA PARA  UN BUEN MAESTRO


Apreciable compañero maestro:


Alguna vez leí una frase que decía “El éxito es la suma de pequeños esfuerzos, repetidos día tras día”, y me causo tal impacto que decidí imprimirla y colocarla en algún lugar donde la pudiera ver cada vez que me fuera posible.   ¿Cómo es que una frase tan sencilla y corta, muestre tanta profundidad? ¿Sabes? Con ella entendí que los esfuerzos pequeños que hacemos cada día, cada momento y en cada lugar hacen la diferencia de la excelencia en cualquier ámbito que nos manejemos….pero como tú y yo somos colegas maestros, conviene preguntarnos ¿En qué consiste el éxito de un maestro? ¿Qué elementos pueden llevarnos al verdadero éxito docente?    Por ello, pensé en escribirte esta carta y describirte en ella, para mí que es “SER UN  BUEN DOCENTE”.



Estimado maestro (a)

Hace tiempo hice una lectura del texto denominado “Lo que hacen los mejores profesores  universitarios” cuyo autor es Ken Bain.  La lectura del mismo vino a inyectarme entusiasmo en el quehacer cotidiano de mi aula, de mi clase, de ese lugar en el que el aprendizaje no es un sustantivo si no un verbo activo….  Recuerdo que al abrir ese blog escribí la siguiente reflexión: “Ser docente es una de las más complejas y útiles profesiones", pues se cultiva en tierra fértil, en mentes y espíritus de niños, jóvenes y adultos, sin importar el género, raza o condición social y económica; es la profesión más noble y entregada, esa en la que cultivas y cosechas en compañía del tiempo; en la que la remuneración más que económica, es de compromiso con tu futuro, y de agradecimiento con tus raíces; es tu presente.   

Aprender a ser maestro, va más allá que tomar un curso, es vivirlo, emocionarse, imaginarse y preparase, es buscar el éxito en el de tus pupilos, en el que se reflejara tu propio éxito personal y profesional.”

Ser un buen docente es guiar ética y axiológicamente a tus alumnos para que consigan aprender;  es enseñarles el camino para que ellos aprendan para toda su vida, valorando su propio aprender al desarrollar un pensamiento crítico y propositivo, utilizando al máximo su creatividad y curiosidad para resolver diversos problemas.      Un buen maestro  conoce su materia o asignatura porque constantemente se reinventa, investiga, comprueba  y razona, por lo que nunca está en estática real, se autoevalúa y reenriquece constantemente. 

Un buen maestro genera un ambiente de aprendizaje optimo tal que el aprendizaje se hace natural, busca estrategias diversas que lleven a la totalidad de sus alumnos con características diferenciadas a construirse a sí mismo y a entender y practicar la cultura del esfuerzo en un ambiente de confianza y respeto entre docentes alumnos, alumnos-alumnos y alumnos-docentes. 

Recordando a Bain, te comento que algunas de las estrategias didácticas que los buenos docentes utilizan con su grupo son el inicio de la clase con preguntas entabladas en un “dialogo socrático”  (mayéutica diría yo) exhortándolos a pregustarse siempre a sí mismo y esto que aprendo ¿para qué sirve?, ¿a quién le sirve?.  Lo que un buen maestro desea conseguir no es  el simple hecho de transmitir conceptos , sino  incentivar a sus alumnos a que piensen, razonen, comuniquen y argumenten, con la finalidad de estar en capacidad de autoevaluarse formalmente.  Me gustaría que la escuela  no fijara su  organización en la “disciplina” estricta, y en el silencio áulico, al contrario me gustaría que el “ruido” de aprendizaje sonara tan fuerte que llegue al espíritu y razón de cada alumno.

Un buen docente genera propuestas de solución cuando en la relación dada entre alumnos se rompe algún valor, los invita a identificar,  y a reflexionar sobre el propio actuar, para hacerse consciente de ello y corregir prácticas nocivas para el individuo y la sociedad.      Por ello, una buena práctica docente es que el maestro “aprecie el valor  individual  de cada estudiante”, sin importar su contexto crítico, ni sus condiciones, pues no es quién para juzgar, etiquetar o clasificar, es un promotor de la persecución de objetivos de aprendizaje  esperado.  Debe facilitar el aprendizaje con el “compartir” experiencias, tips, trucos o atajos para plasmar en la mente de los alumnos de manera permanente  la construcción de su conocimiento.

Recuerdo que cuando trabajaba en una escuela de servicio particular era muy común que tuviéramos   evaluaciones a docentes hechas por alumnos.  Entonces caía constantemente en la reflexión de mi propia practica docente, me preguntaba ¿que estás haciendo mal o bien para que tus alumnos opinen algo respecto de ti? (como felicitación o como critica), con base ¿en que criterios lo hicieron? y ¿qué puedo hacer para mejorar?.  Hoy continuo cayendo en lo mismo, independientemente de tratarse de escuela publica o privada, de nivel básico, superior, posgrado o multigrado.   Se dice que  un buen maestro no tiene un vestuario específico,  pero si se caracteriza por una presentación limpia y pulcra, por dominar su asignatura, por hacer correctamente la construcción de su planeación y su implementación, por considerar el contexto, cuidar la mediación, por tener buena oratoria, manejo de voz e inclusive el control de miradas, y por que no por "ver mas allá" en las actitudes de sus alumnos, para llevarlos a construir su propio conocimiento, para descubrir lo que son capaces de hacer.   ES decir, un buen maestro debe tener conocimiento y  experiencia, pero sobre todo debe poseer cualidades  de líder.

Una buena  señalización de lo que significa ser un buen maestro, es que lo mejores hacen participar  a todo el grupo utilizando diversas técnicas que provoquen dinámica dentro de un  grupo; el buen maestro por tanto, estimula a los alumnos a la construcción de su propio aprendizaje permanente.

Los buenos  maestros se autoevalúan e intentan resolver su propio proceso de aprendizaje en su aula, por ello a mí me gustaría que en mi clase la cultura del esfuerzo y del aprendizaje colaborativo fuera una práctica cotidiana, ejerciendo la autonomía para reinventarse a sí mismo cada día.   

Recuerda siempre, que los buenos maestros  utilizan humildad e inteligencia en su actuar, y en su proceso de enseñanza-aprendizaje,  por lo que trata la diferencia estudiantil en el aula, al desarrollar actividades retadoras y desafiantes en las que “enganche” en la etapa de inicio de la secuencia didáctica, procurando el alumno esté atento, listo para comprender, practicar, apto para superar los obstáculos y la frustración, listo para aprender a aprender.


Ten siempre presente que un buen docente se esfuerza diariamente, se reinventa, se corrige y se autoevalúa para mejorar, preguntándose si va por buen camino o no, o si está evaluando óptimamente o no….o si nos equivocamos o no… o si…te parafraseo  con lo que inicie esta carta “El éxito es la suma de pequeños esfuerzos, repetidos día tras día”.  El éxito de un buen maestro es hacer esos pequeños esfuerzos para que los alumnos aprendan naturalmente, basándose en su curiosidad e intereses en un ambiente cotidiano de confianza”.


Con cariño tu amiga Maestra Brisa A. Moreno Cano.




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